La Historia
Inaugurado en el año 2004, El Atracadero fue un restaurante-bar flotante sin precedentes en la región. Su estructura de madera, amarrada a la ribera del Río Tuxpan, combinaba el encanto marinero con la elegancia de la alta cocina.
El proyecto fue impulsado por el ingeniero Hugo Bastan, quien buscó crear un espacio que honrara la tradición náutica de Tuxpan y, al mismo tiempo, ofreciera un concepto gastronómico innovador. Para definir su imagen, convocó a varios diseñadores gráficos y mercadólogos, resultando ganador Gabriel de Luna, un creativo ampliamente reconocido por su trabajo en negocios emblemáticos de la ciudad.
En su apertura, El Atracadero alcanzó reconocimiento nacional cuando se convirtió en sede de la Convención Internacional de Chefs, presidida en México por la reconocida chef Patricia Quintana. La cena de gala de aquel encuentro se celebró precisamente en el restaurante, marcando uno de los momentos más memorables de la gastronomía tuxpeña.
La Chef Patricia Quintana y Lourdes Fabián en la inauguración del Restaurante El Atracadero
Durante los años siguientes, el lugar se consolidó como uno de los restaurantes más importantes de la región norte de Veracruz. En su carta destacaban los calamares en su tinta, los pulpos a la veracruzana, los camarones en escabeche y su plato estrella: las “Pa’ellas del Atracadero”, servidas con un estilo inconfundible y sabor tradicional.
No obstante, tras una tragedia personal que afectó profundamente a su propietario, el restaurante cerró sus puertas y comenzó a perder el brillo que lo había hecho célebre. Fue hasta noviembre de 2014 cuando el inmueble fue restaurado por completo y adaptado para funcionar como oficinas de una empresa marítima, conservando su estructura original y su distintiva silueta sobre el río.
El 10 de octubre de 2025, durante la gran inundación provocada por el desbordamiento del Río Tuxpan, la estructura se desprendió del muelle y fue arrastrada por la corriente. El hecho fue documentado por muchos ciudadanos que estaban al pendiente de la creciente del río.
Comenzó entonces una travesía inesperada: El Atracadero recorrió más de 500 kilómetros a la deriva, siendo visto en distintos puntos del Golfo de México —entre ellos Alvarado y los arrecifes frente a Tatahuicapan—, hasta encallar finalmente en las playas de Coatzacoalcos, donde permaneció varado pero milagrosamente no se hundió.
El ingeniero Hugo Bastan confirmó que El Atracadero será deshuasado pieza por pieza y trasladado en un tráiler especial hasta Tuxpan, con el propósito de reconstruirlo y devolverlo a su sitio original sobre el río.
Las autoridades competentes ya otorgaron los permisos necesarios, por lo que los trabajos de desguace y aseguramiento ya están en marcha.
“El Atracadero regresará a su puerto. Vamos a reconstruirlo con calma, respetando su historia y su valor sentimental”, declaró Bastan, propietario del inmueble.
Y aunque antes del siniestro el edificio funcionaba como oficinas, se prevé que, una vez restaurado, vuelva a operar como restaurante, recuperando su esencia marinera y su conexión con el corazón de Tuxpan.
No importan las críticas de algunos ciudadanos insensibles que no comprenden la pérdida del patrimonio personal ante una tragedia como la del 10 de octubre. La reconstrucción de El Atracadero es una iniciativa privada, fruto del esfuerzo y el amor de su propietario por este símbolo que representa la identidad de un pueblo entero.